Noticia Cristiana
En nuestra caminata de fe, es fácil creer que Dios se manifiesta principalmente en los nuevos comienzos, en las bendiciones evidentes y en las oraciones respondidas con un «sí». Nos encantan los relatos de victoria y apertura.
Pero, ¿Su voz también resuena con una claridad profunda y tranquilizadora en los finales? La verdad es que Dios es soberano no solo sobre los inicios, sino también sobre los cierres . Reconocer Su mano cerrando ciclos es un acto de fe que nos permite discernir Su voluntad perfecta incluso en medio de la despedida.
Un Dios que ordena los tiempos
En el libro de Eclesiastés, el sabio nos recuerda: «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora… tiempo de guardar, y tiempo de desechar » (Eclesiastés 3:1,6 RVR1960). Este pasaje establece un principio divino: la vida está compuesta por estaciones, y el mismo Dios que ordena el tiempo de florecer, también decreta el tiempo de podar.
Vemos este patrón una y otra vez en las Escrituras:
Estos ejemplos nos enseñan que los finales en Dios nunca son arbitrarios. Son parte de un diseño más grande que nuestros ojos no siempre pueden ver.
Cómo discernir si es Dios quien está cerrando el ciclo
No todo final es necesariamente una orden directa de Dios; a veces son consecuencias de nuestras decisiones o de un mundo caído. Sin embargo, podemos buscar ciertas señales para discernir si es Su mano soberana la que está actuando.
Qué hacer cuando un ciclo termina
Identificar que Dios ha cerrado un capítulo es el primer paso. El siguiente es caminar en fe a través de la transición.
El final es un umbral, no un muro
Un final decretado por Dios no es un muro de contención que marca el límite de tu vida. Es un umbral , el pasaje necesario hacia la siguiente etapa del plan que Él tiene para ti. La misma mano amorosa y soberana que cierra una puerta con firmeza es la que sostiene la llave para abrir la siguiente.
En lugar de forcejar con la puerta cerrada, respira hondo y dile a Dios: « Señor, no entiendo este final, pero elijo confiar en Ti». Recuerda la promesa de Aquel que está en el trono: «He aquí, yo hago nuevas todas las cosas » (Apocalipsis 21:5).
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